No sé si la recuerdas. Lo dudo porque yo la había olvidado. Es una foto que tomamos juntos, no sé si tú o yo, pero es de la época en que eso era imposible de discernir. Me decidí a enviártela después de mucho mirarla y recorrer visualmente cada detalle: la niebla, el pequeño puerto, las sombras, esa nube. Me decidí a enviarla porque no podía seguir secuestrándola: si era un producto común, es más tuya que mía, porque tuyas son las imágenes y míos los silencios.
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