sábado, 2 de mayo de 2015

Tejido.


¿Cuál es la diferencia entre un americano y un espresso? Que el americano lleva agua, le dijo la mesera. La voz de mi amigo era fuerte, fuerte para lo pequeña que era la sala principal del café. Lo escuchaba, me contaba con afán un documental que había visto la noche anterior. Me contaba que era muy parecido a su vida. Extrañaba a su ex. Mi té se enfriaba a medida que me contaba el documental, que intercalaba su vida, que recortaba a su ex. De pronto, sin aviso, interrumpió todo: todo ese tejido que iba armando entre su ex, el documental y su vida, y su ex, y su vida y el documental. Paró de tejer.
            Afuera hay una mina, no la veí, pero está afuera, me decía. Sus ojos están mirándome, pero ella no, me decía. Yo la he mirado todo el rato a los ojos, pero está tan absorta en sus hueás que no se fija en mí, me decía. Yo no alcanzaba a verla, pero confiaba en mi amigo, confiaba en su tejido.